El pequeño refugio

Allí se esfuman los problemas,
en esa pequeña casa sin luz artificial
es donde mi cuerpo
y mi mente pueden descansar.

Oliendo el atardecer,
escuchando el fuego,
viendo crecer las aceitunas
y escuchando la voz de las almendras.

Allí me voy esta noche,
a respirar el aroma a tierra mojada.
Mi refugio, tan querido,
me rellena los huecos del corazón
y me envuelve en su piel de piedra.

También allí mis miedos afloran,
enseñándome la temible verdad
sobre mí misma. Escondiendo entre
las sombras de la noche el camino.
Me enseña a conocerme,
a aceptarme y a quererme un poco más,
aunque no sea perfecta,
a pesar de no ser lo que los demás esperan de mí…

Quiero tanto ese sitio,
he pasado tan buenos momentos,
tan dulces, tan mágicos….
Y sé que me lo quieren arrebatar,
que lo quieren vender por pura especulación.
A ratos me convencen de que no vale la pena
tener un sitio tan rudo.

Pero no es verdad,
ese es mi pequeño-gran refugio,
mi casita de piedra.
Cielo rojo, blanco, azul y negro.