15/5/09

energía agua

Ayer reanudé las clases de danza oriental tras un mes de descanso. Ha empezado una nueva profesora que le da un matiz diferente a las clases; sin dejar de trabajar la técnica, nos ayuda a darnos cuenta de la vivencia de bailar esta danza, de cuáles son las energías que movemos y qué pasa en nuestro cuerpo y en nuestra alma mientras danzamos.

La energía agua fue la protagonista de la clase. Llovía en la calle, y terminé la clase llorando, las lágrimas afloraron de forma natural y sin poder (ni querer) contenerlas en la última fase de la clase; la de estiramientos y relajación final.

La profesora enseguida vino, me dio su mano y me aconsejó que dejara salir esas lágrimas que tenía atascadas. Luego me comentó (muy discreta, cosa que agradecí pq las demás mujeres no lloraban) lo que resumo a continuación:

“La Danza oriental, improvisada y no codificada, es, sin lugar a dudas, diferente de otras muchas danzas folclóricas que han evolucionado en las mismas áreas. La danza del Vientre es considerada como un estilo propio de danza en sí mismo; habiendo numerosos puntos que la hacen diferente de otros bailes y que revela su variada herencia.
La danza oriental es considerada una de las más antiguas de la historia. Sus orígenes precisos son inciertos, aunque algunos datos nos ayudan a remontar la historia de ese arte milenario.
La versión mas aceptada dice que la danza tuvo su origen en el antiguo Egipto, en una época donde nuestros antepasados, intentaban comprender y representar a través del baile, todos los aspectos de la existencia humana, como el misterio de la vida, la naturaleza, el nacimiento, la muerte y los ciclos de la fertilidad.

El vientre femenino guardaba la vida, la mujer tenía el poder de la perpetuación de la especie y la maternidad era atribuida a manifestaciones divinas, era la “gran madre” que actuaba sobre su cuerpo. En honor a las Diosas de la fertilidad (como la diosa egipcia Isis), sacerdotisas bailaban en rituales sagrados, haciendo movimientos ondulatorios, circulares y rítmicos del vientre, que celebraban la vida y simbolizaban los cinco elementos (AGUA, FUEGO, TIERRA, AIRE Y ETER).
La danza surge en Egipto, en el año 1200/1300 AC, posteriormente con la aparición del Cristianismo es prohibida por dos razones: primero por ser considerada pagana y segundo porque aquí se evocaba a la Diosa Mujer y el Cristianismo instauró el Dios masculino, posteriormente figura que monopolizó y creó la sociedad patriarcal.
Pero los coptos (cristianos provenientes de Egipto) perpetuaron esta danza que realizaban de manera oculta.

Es una danza terapéutica: con movimientos muy particulares, movimientos de ondulación de golpe y vibración.
Cada uno de estos movimientos trabaja un área oculta de nuestra sensibilidad.

Además al mover determinadas partes del cuerpo que no están acostumbradas a moverse a través de otras disciplinas desbloquean zonas y determinados centros de energía.
Es una danza altamente beneficiosa, por ej. los movimientos de torso sirven para activar la energía cardiaca y los movimientos de pelvis, sacro o raíz.

Relaja, libera, aumenta la sensación de bienestar, buen humor y agilidad.
Como el cuerpo físico es el reflejo de otros cuerpos (etérico) el mismo manifiesta bloqueos y posturas que demuestran una actitud interior. Al desarrollar este arte emergen sensaciones ocultas, reprimidas, inconscientes.Muchas mujeres comienzan a reconciliarse con su cuerpo, a valorarse y a amarse desde su feminidad.

Despierta nuestra sensualidad dormida y la manifiesta en libertad sin culpas. Modela el cuerpo sin sacrificios con movimientos naturales de la mujer.

Actúa sobre los centros de energía, eliminando bloqueos, dejando drenar energías de baja vibración liberando tensiones que se generan desde el miedo y la inseguridad, necesidad de control sobre la existencia enseñándonos una gran lección: dejar fluir. Comunica dichos centros, armoniza y genera un circuito energético de entrega al entorno y asimilación de la misma renovada.

Desarrolla de la creatividad, sensaciones, ritmo y reflejos.”

4 comentaris:

ORACLE ha dit...

cualquier actividad que de rienda suelta a los aspectos más básicos de nuestra naturaleza siempre nos acercará más a nuestra propia manera de ser.

Iss ha dit...

si, es sumamente gratificante cuando una actividad como lo es la danza nos lleva a redescubrir nuestro interior, a sacar todo aquello acumulado que no nos deja seguir creciendo...

sigue disfrutando de esta gran experiencia...

Saludos desde México

Isabel

El rincón de Chiriveque ha dit...

Arda, maca, ja he començat la meva novel·la a l'altre bloc. Una abraçada

bruixot ha dit...

Es genial que esta actividad te permita vaciarte, sentir, expresarte dar a conocer tu interior a la vez de sentirte a gusto mientras lo practicas.

Yo creo que también lloraría...pero de lo troncomóvil que sería mi arte :)

Un besito